27 septiembre 2007

La Corona

Resulta humorístico y a la vez indignante que en plena caza de brujas, por parte del Ministerio Fiscal, los integrantes del cual tienen mi más absoluto respeto, por la quema de las fotografías o fotocopias de las fotografías del Rey, se vuelva a saber que nuestra estimada institución monárquica recibirá directamente de las arcas publicas según el proyecto de ley de presupuestos para el año 2008, la no desdeñable cantidad de 8,66 millones de euros.

Uno tiene sus contactos y después de hablar con un respetado jurista, que tiene mis más sincera consideración, resulta que confirma mi criterio alrededor de la caza de brujas que ha realizado la fiscalía, por la quema de las fotografías del Rey. Sin duda no se debe olvidar que el Fiscal General del Estado, Candido Conde Pumpido, es un cargo político y por tanto de alguna forma vinculado a las personas que lo eligieron, por ello no siempre las decisiones responden a la más estricta legalidad vigente, sino que a veces podemos observar decisiones que responden a criterios políticos para la salvaguarda del interés general y de los valores constitucionales. Por tanto, si bien pueda ser cierto que Catalunya no necesita quemar fotos, ni recurrir a actos públicos para reclamar la atención del Estado central, no podemos dejar de pensar que los símbolos y los actos representan una idea que ronda la cabeza de cada vez más gente.

Por otro lado, en más de una ocasión me he declarado poco monárquico, por no decir otra cosa, el porque es sencillo, la Corona nos costara a todos la cifra de 8,66 millones de euros por un lado, pero además se debe contar el resto de gastos que no se reflejan en la partida presupuestaria asignada a la casa real, porque hay sueldos de los policias y cuerpos de seguridad del estado que “vigilan” la vida del Rey y de toda su familia que dicho de paso cada vez es más numerosa, viajes, actos oficiales, mantenimiento de sus residencias, … un largo etcétera que dudo no haga el gasto mucho mayor.

En conclusión se que el Rey tubo un papel determinante en la transición española, de Paquito a la democracia, que es una institución, querida por mucha gente y que siempre llama la atención los nacimientos, bodas, bautizos y comuniones (la BBC) y soy el primero que reconoce que si España no fuese monárquico puede que los republicanos tuviesen una mayor representación en la Cortes Generales, pero todo tiene un limite y creo que ya deberíamos estar a punto de asumir un cambio en la forma de Estado, que se acabe el orden dinástico y que sea elegido libremente por el pueblo… pues los privilegios no deberían continuar existiendo.

5 comentarios:

Cereza dijo...

Está muy de moda el tema, con las críticas de Iñaki Anasagasti a la Corona se ha destapado la caja de los truenos... cosa que no va nada mal, por cierto, porque comparto tu opinión sobre la organización del Estado. Veremos en qué queda todo esto...

Anónimo dijo...

Hay muchos presidentes de republica que tienen muchos mas privilegios que nuestro rey. De hecho hay algunos politicos republicanos(ejem...) que tienen un nivel de vida que no se merecen.
Conclusion... la republica no nos hara iguales, el "republicanismo" puro no existe ni existira nunca.

Galudo dijo...

Dudo que un presidente de una republica tenga mas privilegios que “tu” rey, de hecho no creo que cuidemos de toda su familia al mismo nivel, que su persona sea irresponsable e inviolable… y por supuesto no le hacen pisitos para su uso y disfrute… pero en todo caso son elegidos por el pueblo de forma democrática, no olvidemos quien eligió a Juan Carlos. De hecho incluso hay estados que no tienen la doble figura de jefe de gobierno y jefe de estado… quizá debamos plantearnos si es necesaria una doble figura.

Anónimo dijo...

"cuidamos" de su familia como lo hacemos de la de todos los politicos, que son votados, no elegidos, por el pueblo y cuyo voto muchas veces esta condicionado. Y que no se te olvide el gran numero de no votantes...

Galudo dijo...

Eufemismos a parte, digamos elegidos o votados, no dejan de ser representantes del pueblo que provienen de diferentes orígenes más o menos dignos, pero nunca desde su nacimiento.